Piratas de nuestro tiempo

 

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Ya desde el siglo V a.C. los piratas realizaban sus correrías marítimas en el Golfo Pérsico, en el Mar de China y en el Mediterráneo. Porque se podría decir que la piratería y la navegación nacieron al unísono. En la actualidad todo sigue igual que siempre. Realmente la piratería sigue golpeando las costas de Venezuela, Colombia, Brasil, República Dominicana, Jamaica y Ecuador, de la misma forma que lo hace en el Mar de China y en el Océano Indico.
Las cifras son bastante esclarecedoras de la situación actual de la piratería mundial. Según estadísticas del Buró Marítimo Internacional, durante el año 2004 se perpetraron 468 ataques piratas en todo el mundo. Y la cifra sigue rondando en estos últimos años una media de más de trescientos ataques anuales aproximadamente.
Estos piratas del siglo XXI, utilizan lanchas ultra-ligeras con tecnologías sofisticadas y portan armas modernas. Con toda esta equipación, cada año asaltan y secuestran cientos de barcos por todo el mundo, pidiendo a continuación su correspondiente rescate. Se cree que el número de secuestros es superior al que presentan las estadísticas oficiales, ya que los armadores tienen miedo de hacer público los secuestros por diferentes motivos. Esa discreción tiene sentido, ya que este tipo de situaciones podría cuestionar la seguridad de los barcos de cara a los clientes y temen además que las aseguradoras aumenten sus tarifas de las primas de riesgo. A todo ésto hay que añadir el contratiempo y los gastos que ocasiona la paralización durante semanas, debido a las investigaciones policiales.
Estos piratas suelen trabajar de noche y escondidos en un supuesto barco pesquero, que en realidad es un barco nodriza. De forma sorpresiva y muy bien armados lanzan al mar lanchas ultra-rápidas y se lanzan al abordaje del navío escogido utilizando para ello escaleras de cuerda y garfios. A continuación se hacen con la tripulación que no suele oponer resistencia y dan paso a la rapiña. Generalmente, primero vacían la caja fuerte y desvalijan todo lo que se encuentran por delante. Cuando se han hecho con el botín, vuelven a sus lanchas y desaparecen. Esto es lo que sucede en el mejor de los casos, ya que a veces pueden llegar a secuestrar a la tripulación e incluso al barco, con el fin de pedir un jugoso rescate.
El derecho internacional en el mundo de la piratería marítima es bastante ambiguo y contradictorio, lo que la ha fomentado en cierto modo, sobre todo en Africa y Asia. Los ataques realizados a menos de 12 millas náuticas de la costa de un país no se consideran actos de piratería, sino delitos penales que debe juzgar el país al que corresponda. Todo ésto hace que queden impunes muchos delitos de este tipo, ya que los piratas no pueden ser perseguidos por fuerzas extranjeras. Y en los casos de detenciones en alta mar, todo el tema jurídico que acarrea hace que resulte bastante complicado seguir adelante con el proceso y al final no saben qué hacer con ellos.
Indonesia, Malasia y Singapur han intentado cooperar entre ellos para controlar la piratería marítima, consiguiendo buenos resultados que, si bien no han permitido erradicarla, sí al menos ha hecho que se reduzca el número de ataques a la mitad.

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