Existe una ley del estado de Florida dirigida a los conductores mayores de 80 años que parece estar asociada con una reducción de muertes por de las colisiones de vehículos en este grupo de edad,¡aunque no existe evidencia suficiente de una asociación entre la visión y los accidentes de coche.
»Los conductores mayores representan la parte de la población conductora que crece más rápido», dicen los autores como información de su artículo, publicado en una revista de ciencia.
En el año 2004, se aprobó (en Florida) una ley que obliga a todos los conductores mayores de 80 años a superar un examen visual como paso previo a la renovación de su carnet de conducir.
Se utilizaron datos del National Highway Traffic Safety Administration y el Census Bureau de Estados Unidos para estudiar las tasas de muertes producidas por la colisión de vehículos entre los años 2001 y 2006, comparándolas con las de estados vecinos que no habían puesto estas leyes.
Las muertes derivadas de accidentes experimentaron un descenso lineal en los conductores con más de 80 años. Cuando se hace una comparación entre el periodo anterior a la ley (2001-2003) con el posterior (2004-2006), la cifra de muertes aumentó en un 6.5%, pero descendió un 17% en los conductores mayores, cifra que contrasta con la de los estados vecinos durante ese periodo, por tanto eso es significativo.
Parece ser que existen varias explicaciones a este fenómeno. En primer lugar, el 93.5% de las personas que solicitaron renovar su carnet lo consiguió, con lo que sólo se apartó de las carreteras a un número pequeño de conductores. Por otra parte, muchos de los que no pasaron ese examen visual fueron a un profesional de la visión y, una vez corregidos sus problemas visuales, volvieron a intentar la renovación de sus permisos de conducir. Finalmente, algunos de los que se dieron cuenta de su mala visión decidieron voluntariamente no renovar su carnet ,y ya no conducir más.
Pienso que es muy sensato decidirse a cierta edad avanzada a dejar de conducir, tanto por seguridad propia como ajena. Resulta hasta cierto punto lógico que cualquier persona intente esquivar este tipo de decisiones aunque en el fondo sea consciente de que sus reflejos ya no son lo mismo que antes y que es preferible pasar a un plano más relajado a la hora de desplazarse de un lugar a otro. Para ello están los familiares, además de medios de transportes públicos y demás, que facilitan los desplazamientos a cualquier edad y sin que peligre la vida propia o las de los demás.