Llegar con salud a la tercera edad es toda una proeza que se le puede atribuir a la hidroterapia. Tomando en cuenta que el estilo de vida, los contaminantes y el estrés, muchas veces, terminan por deslucir las expectativas del mayor de edad, la hidroterapia puede contrarrestar dichos efectos si se comienza de forma oportuna.
Muchos tienen el concepto cerrado que la hidroterapia solo significa exponerse a chorros o bañarse en un jacuzzi con agua fría o tibia. Esto es cierto pero todo depende del tipo de agua a emplear. El agua potable como la conocemos y obtenemos directamente en nuestros hogares es apta para el consumo pero carece de ciertos minerales beneficiosos cuando son absorbidos por la piel.
Los minerales de las aguas a emplear
De forma natural existen fuentes de agua (sobretodo aguas subterráneas) que de tiempos remotos han sido conocidas por las propiedades curativas para ciertas dolencias. La razón de estas propiedades es el contenido de ciertos minerales que las convierten en aguas cloruradas, sulfatadas, bicarbonatadas, sulfuradas, fluoradas, ferruginosas, etc. Por otro lado estas aguas se pueden obtener artificialmente añadiendo los minerales necesarios.
Juntando hidroterapia con balnearios
La hidroterapia por si sola (usando agua potable) puede ser equivalente a los efectos de los masajes corporales. Es decir se espera un bienestar general o focal. La combinación frio calor aumenta los efectos. Pero el rango de beneficios aumenta cuando se trata de aguas minero-medicinales. Se pueden tratar ciertas afecciones reumáticas, respiratorias, dermatológicas, cardiovasculares, antiinflamatorias, renales, alérgicas, etc.
Así, los mayores de edad pueden acudir a los centros de hidroterapia o balnearios para beneficiarse de los servicios ofrecidos, salvo algunas contraindicaciones como lo son ciertas enfermedades como la diabetes, hipertensión, etc. Para dichos casos es mejor consultar con el médico antes de optar por la hidroterapia.
Foto: jorgeluisguanuche.blogspot.com
Comentarios recientes