Antes de decidirse a diseñar y construir una casa protegida con tierra, debe tener en cuenta el clima, la topografía, el suelo, y el nivel de aguas subterráneas.
Clima y Topografía
El clima del área geográfica elegida determinará si este tipo de construcción es o no una solución práctica. Los estudios demuestran que las casas protegidas con tierra son más rentables en los climas que tienen gran amplitud térmica y baja humedad, tales como las Montañas Rocallosas y el norte de las Grandes Llanuras. En estas zonas, las temperaturas de la tierra varían mucho menos que la temperatura del aire, lo que significa que la tierra puede absorber el exceso de calor de la casa en climas cálidos, o aislar la casa y retener el calor en climas fríos.
La topografía del sitio y el microclima determinan cuán fácil es rodear con tierra la edificación. Las pendientes moderadas requieren más excavación que las empinadas. Las más demandantes son las áreas llanas, ya que en estos casos se precisa realizar grandes excavaciones. Una ladera orientada al sur en una región de inviernos moderados es ideal para una vivienda protegida con tierra. Las ventanas orientadas al sur permiten que la luz solar actúe como una calefacción directa.
En las regiones donde predominan los inviernos moderados y los veranos cálidos, una pendiente orientada al norte suele ser lo ideal. Cada terreno es diferente, pero en general, la exposición sur ofrece más luz solar durante todo el año que las laderas orientadas al norte. La mayoría de las construcciones se pueden diseñar aprovechando las ventajas que ofrece el terreno.
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