Anímate con la cocina vegetariana, es sana y rica

Existe ya desde hace varios años una cierta tendencia a querer tener una vida saludable. El confinamiento, por su parte, también ha hecho que nos replanteemos cómo estábamos viviendo hasta ahora y qué ritmo estaban tomando los acontecimientos, si bien el miedo se ocupaba, en muchos casos, de paralizar cualquier decisión de cambiar el chip.

Bien. No esperes más. Aprende a cocinar platos vegetarianos, haz algo de deporte al menos 20 minutos al día, respira profundo y vuelve a ordenar la lista de prioridades de tu vida para convertirte en la protagonista de tu propia historia, en quién quieres ser de verdad y cómo te has dejado llevar por la corriente y las prisas del día a día.

¿Quizá demasiado profundo y filosófico? Puede ser, pero este debate ha existido en estos meses de primavera y probablemente se extienda a buena parte del verano con esos reencuentros que trae la nueva normalidad.

En momentos de una crisis tan fuerte como la que se ha vivido, si se puede sacar al menos una enseñanza positiva, mejor que mejor, porque nos ayuda a seguir adelante, a no pararnos y mantenernos en una actitud activa, de cuerpo y mente.

“Somos lo que comemos”

En esta reflexión profunda, la alimentación ocupa un puesto privilegiado. La frase “somos lo que comemos”, que resulta que parece ser haber sido dicha por el filósofo alemán Feuerback – cuyo apellido tanta gracia nos hacía en el colegio – adquiere siempre mayor importancia.

Llevar una alimentación saludable está al alcance de todos y todos sabemos qué es lo que nos conviene y lo que no.

El predominio de las verduras y la fruta en nuestra dieta es primordial para poder llevar una vida sana. Existen muchísimas recetas que se pueden hacer con éstas y que resultan casi tan buenas o más que las que son con otro tipo de alimentos.

Por ejemplo una pizza con base de coliflor o una hamburguesa de lentejas y quinoa no tiene absolutamente nada que envidiar a las otras fórmulas. Además, gracias al auge de las personas vegetarianas y veganas, cada vez existen más platos suculentos que hace un tiempo no se hubiesen imaginado o que, al menos, no se conocían tanto como ahora.

El ejemplo de la hamburguesa de quinoa es muy gráfico, ya que muchas hamburgueserías – con su boom de los últimos años – se han sumado al carro para ofrecer una alternativa a quien, por convicción o elección, prefiere no comer carne. Y, lo mejor, muchas personas que prueban este plato, – bajo los comentarios de los amigos, que siempre suelen decir algo como “¿vienes hamburguesería y te pides una hamburguesa de quinoa?” – , suelen repetir. También sus amigos, si lo probasen, lo harían.

En cualquier caso, se pueden comer (¡y hacer!) este tipo de recetas y no ser necesariamente vegetariano o vegano, ni siquiera flexitariano, que es quien lo intenta y se queda a mitad de camino, pero sin frustración. Simplemente, se puede tener una dieta equilibrada, aprovechar las proteínas que ofrecen los vegetales algunas veces y, otras, se aprovecharán las de la carne.

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