En la ciudad – B
«Buaa… Nii-sama, hay un montón de pequeñas tiendas.»
Tomoe hizo cabriolas alrededor de las paraditas alineadas en la plaza, que fue el lugar donde Juna-san nos llevó a comer, y donde el receptor del Orbe Real se encontraba. Hacía un mes, no era más que un campo raso, pero ahora estaba atestado de puestos de comida y comercios donde se vendían artículos diversos. Podíamos incluso oír a los vendedores haciendo llamados para atraer clientes y dichos clientes regateando aun no habiendo llegado a la mencionada plaza.
Había todo tipo de gente pasando: amas de casa comprando para la cena, grupos de mercaderes almorzando y soldados elfridenianos fuera de servicio [ps2id id=’1a’ target=»/][1] buscando algo para comer. Ya podían ser ver viajeros y adventureros, además de figuras no pertenecientes a la raza humana: estaba lleno de hombres y mujeres, de todas las edades, sin distinción de raza, ocupación o nacionalidad.
«… ¿Cómo es que se ha convertido en esto?»
«A pesar de que la escasez de alimentos en Van se haya tratado de alguna manera, todavía hay muy pocos dueños de tiendas que tengan comida para vender. Sin embargo, aquellas personas que pensaban que podían abrir una paradita se han estado juntando, por lo que ahora, está empezando a aparecer lo que sería el primer mercado de Van.»
Pregunté a lo que Juna me respondió.
«¿A esta distancia del centro? ¿No deberían hacerlo en las calles principales o por el estilo?»
«Eso es porque ahí el receptor del Orbe Central se encuentra allí.»
Ah, ya veo. No es que la gente se hubiera reunido aquí porque las tiendas estuvieran en este sitio, sino que más bien han sido las tiendas que se han juntado aquí con el objetivo de que la muchedumbre viniera a ver el Orbe Real en ese lugar. Habíamos estado transmitiendo el programa de noticias de Chris Tachyon, que se había duplicado en calidad de prueba, y el Espectáculo de Música, casi todos los días por las noches. Así que todos tenían que venir aquí para ver eso. Era como si se tratase de un mercado negro de la posguerra, o más bien, ameyoko. [2][ps2id id=’2a’ target=»/]
Por cierto, la lorelei Juna solo aparecía en el Espectáculo de Música los fines de semana, mientras que en otros días, teníamos concursos de canto para reunir candidatos aspirantes y además era una carga pesada porque la transmisión se hacía en vivo. Los aspirantes que ganaran los concursos de canto se convertirían en cantantes como Margarita, o si por otro lado, tenían buena apariencia, podían llegar a ser lorelei o orpheus. [3][ps2id id=’3a’ target=»/]
Las transmisiones se emitían en ambos países, Elfrieden y Amidonia, para que cualquiera pudiera verlas donde hubiera receptores. Por no hablar de Amidonia, pero todas las ciudades de Elfrieden deberían haberse convertido en más de lo mismo. Supongo que debería calcular el impacto en la economía de este suceso. Mientras sonreía por eso Tomoe se puso mi capa de viaje.
«Nii-sama, tengo hambre.»
«Oh, vaya. Supongo que podríamos comprar algo en una paradita.»
«Sí.»
«Coincido contigo.»
Nos pusimos a divagar entre puestos alrededor de la plaza. En total, cuatro de cada diez tiendas vendían comida, dos de ellas accesorios, dos más equipamiento, y el resto comerciaban con otra serie de cosas. La mayoría de aquellas paraditas de comida ofrecían brochetas de carne. Ya que Van se encontraba lejos del mar, todo lo que podían tener era pescado de río; había pocos cereales y verduras en stock. Así que por ese motivo, la carne tenía que ser conseguida a través de la casa de animales salvajes. Solo podían poner a la parrilla aquello que había a las afueras de las murallas. por esa razón, ninguno de los puestos podían decir qué tipo de carne tenían. En vez de poner una cabeza de oveja en carne de perro [4][ps2id id=’4a’ target=»/], lo que hacían era poner una cabeza misteriosa en una misteriosa carne.
«Creo que conseguir carne a la parrilla se va a convertir en toda una apuesta…»
La carne de conejo silvestre estaba bien, pero la de rata o lagartija… Reduciría mis puntos SAN. Además, si querían cazar cualquier cosa encontraran cerca, no sabrían qué toxinas, patógenos o parásitos pudiera tener, ¿verdad? este mundo no tenía regulaciones en la comida ni tampoco licencias para ser cocinero… supongo que podría poner algunas leyes cuando tuviéramos comida de sobra.
«Va a estar bien.»
«¿Qué?»
Apuntó Juna con una ‘muy amable’ sonrisa.
«He hecho que los marines que nos escoltan se adelantaran para asegurarse de que la comida no hubiera posibles venenos. Si quieres puedo enseñarte aquellos puestos seguros.»
«¿¡Para asegurase de que no hubiera venenos!? No te refieres a probar la comida verdad?
«Si algo te pasara, sería un gran problema para el país, así que por supuesto, se han realizado pruebas de la comida de la calle. Su cuerpo no sólo te pertenece a ti, ¿verdad?»
¡¿Acaso soy una mujer embarazada? O algo por el estilo me hubiera gustado replicar, pero entendía lo que me quería decir. Si colapsara por una intoxicación alimentaria, no podía estar seguro de que tendría la capacidad de seguir utilizando mis marionetas. En caso de que no pudiera, el valor de nueve personas de trabajo dejaría de realizarse… Sí, era necesario por el bien de la nación. Dejemos las cosas así.
«… Y cuáles son los resultados?»
«Una persona ha caído redonda por mal de estómago.»
«¡Envía un mensajero a palacio! Pon un aviso declarando que todos los vendedores de carne y pescado tienen que indicar de dónde salen las materias primas. Si alguien pusiere una señalización engañosa, su negocio permanecerá suspendido. ¡Elabora el aviso y publícalo!»
«Entendido.»
Juna llamó a un marine e hizo que mandara un mensaje a palacio. Así fue como comenzó la Ley de Higiene Alimentaria de Elfrieden. Además, planeaba extender las indicaciones de los ingredientes posteriormente, pero en aquellos momentos, tenía que anticiparme a las personas que intentasen hacer pasar por carne algo que no lo era. Había vidas en juego cuando se trataba de venenos y patógenos.
«Guardián de la marina. Su muerte no ha sido en vano.»
«Um, no ha muerto. Sólo es una intoxicación alimentaria.» Juna replicó con asombro.
No, no, no… incluso si se trata de una intoxicación alimentaria, esta podría matarte, ¿sabes? Mi abuelo se comió una vez un huevo crudo caducado, atrapó salmonela, y tuvo que ser hospitalizado por varios días. Afortunadamente, no resultó tan malo, pero le costó varios miles de dólares en gastos del hospital y solo porque no quiso tirar un huevo de diez yenes a la basura. Abuela se burló de él por un largo tiempo al recuperarse él. Bueno, dejando eso de lado, compramos pinchos a la parrilla en un puesto recomendado por Juna y un poco zumo en una tienda de fruta. Nos sentamos en un banco y comimos.
«Hmm… ñam, ñam… mm, está muy bueno, nii-sama»
«Sí, esta carne se deja comer fácilmente.»
«El zumo está bueno también, Kazuya-san.»
La carne era buena y jugosa. No tenía un sabor muy diferente al de una brocheta de las paraditas de un festival, así que por eso, pregunté de qué tipo de carne era, a lo que resultó ser de “grantoro”, un animal parecido al búfalo. El zumo estaba a temperatura ambiente, pero como era otoño, no permanecía demasiado caliente. Era un poco agrio, pero fue bien con el regusto graso de la carne ensartada.
Con los estómagos llenos, tomamos un respiro y entramos en estado casi soporífero. Tomoe empezó a apoyar su cabeza en mí, así que supuse que era la hora de dormir para ella. Con mi regazo como almohada, se acurrucó haciéndose una bola y empezó a roncar. Le di una palmadita en la cabeza; su pleaje era esponjoso, como el de un perro. Se sentía bien en mi mano.
«Fufu, es muy mona, ¿a que sí?.»
Apuntó Juna, que estaba sentada a mi lado mirando la cara dormida de Tomoe. Instantes después se inclinó hacia mí hasta que nuestros hombros se tocaron y tristemente murmuró.
«Ojalá siguieran estos días de paz…»
«… pero eso no pasará ¿verdad?»
Pregunté y Juna tragó saliva.
«Sí. El ejército imperial ya está aquí. Suman unos cincuenta mil.»
«¿Solo cincuenta mil? Es mucho menos de lo que esperaba.»
El número de soldados elfridenianos que había en Van llegaba a los cuarenta y cinco mil, así que estamos más o menos igual. Desde luego, la desventaja recaería en nosotros si tomábamos en cuenta los soldados amidonianos, pero pensé que llegarían al menos a triplicarnos en número para asegurarse de la victoria. El Imperio, que ya estaba luchando contra el Ejército Rey Demonio, tendría una guerra de dos frentes en sus manos si se rompían las hostilidades, así que no creí que atacarían, pero la amenaza planteada ―traer suficientes tropas para capturar a Van― habría sido significativa. Juna, sin embargo, lo negó con la cabeza.
«Creo que es probable que Amidonia los detuviera. Deben temer que al traer un gran ejército puedan tomar el control de todo el país.»
«El Imperio respalda la Declaración de Humanidad, así que no haría eso, ¿verdad?»
Si el Imperio, que dijo que no habría cambios en las fronteras nacionales, comenzara una guerra agresiva, la Declaración de la Humanidad perdería absolutamente el sentido. Perderían la confianza de las naciones signatarias y su estrategia de unir a toda la humanidad contra el Ejército Rey Demonio se haría añicos.
«Amidonia ya ha actuado en contra de la Declaración. Estarán nerviosos porque ya que han desobedecido al Imperio, el Imperio podría decidir engañarlos.»
«… En serio, qué país más incompetente.»
Después de ignorar las intenciones del Imperio, se aferraron al poder de este. Para colmo, no confiaban en el aliado al que se aferraban; era inútil, no solo como país, sino también como personas. Nadie respetaría a los oportunistas y los renegados, así que ningún país podría confiar en ellos.
«Bueno, está bien que esto esté jugando en nuestro favor.»
«Pues sí. Si miráramos a lord Julio, desde el fondo de nuestros corazones que nos alegramos de el Rey sea Souma. No podemos confiar nuestras vidas a una persona indigna de confianza, al fin y al cabo.»
«… No obstante, desearía que no pusieras tantas esperanzas en mí.»
«Por favor, ¿no eres Kazuya-san ahora?»
Me respondió llena de vitalidad. Debe haber sido una venganza lo de antes. Esa es Juna: cuando pensabas que le habías dado un golpe (figuradamente), ella te lo devolvería fácilmente. Nos miramos y sonreímos.
[Buenas tardes a todos. Es hora de «Noticias Elfrieden»]
En ese momento, la voz de Chris Tachyon resonó. Parecía que el programa de noticias de la tarde había empezado. En medio de la neblina rociada en el aire, levantamos la vista, a lo que vimos la figura de Chris leyendo las noticias. Ah… así era como se veía la transmisión para la gente de la ciudad. Era la primera vez que lo veía con el receptor instalado en la fuente y, que además fuera del tamaño de una pantalla de cine, tenía bastante impacto. Si pudiera, querría ver el programa de música por aquí.
[Primero asuntos de actualidad. La nueva ciudad portuaria “Veneti Nova» ―recientemente bajo construcción― de la región oriental de Elfrieden está a punto de completarse. Se espera que la construcción de dicha ciudad haga que los transportes terrestre y marítimo sean más eficientes y…]
Al fin y al cabo, las noticias eran recopiladas desde todo Elfrieden ―incluido Van―, utilizando el Kui, un pájaro parecido a una paloma mensajera con instintos de búsqueda que tiene capacidades para sentir las olas de calor emanadas por los dueños; por lo que es usado para contactar con individuos y lugares ―Aisha usó dicho método tiempo atrás para recibir mensajes del Bosque Protegido por Dios―. Su punto fuerte era que podían enviar noticias incluso a valles remotos donde no llegaba la transmisión, pero, por otro lado, a diferencia del Orbe de Transmisión Real que transmitía noticias en directo, la información que se entregaba llegaba con dos o tres días de retraso.
Por ejemplo, si ocurriera algo en Ciudad Laguna que afectara a Van, el punto más oriental del Reino, las noticias no irían directamente a Van, sino que tendrían que esperar a un Kui que fuera a varias ciudades llevando las noticias. El Kui entonces llevaría las noticias a otras ciudades donde serían transferidas a otro Kui a otra ciudad más; como una red de información propia de la escuela primaria [5][ps2id id=’5a’ target=»/]. Esa era una medida para evitar que los Kui tuvieran que hacer viajes de larga distancia y ser atacados por animales salvajes en el camino, cortando así el contacto (las noticias de emergencia, sin embargo, no eran entregadas por Kui sino que las transportaban caballeros wyvern). Por esa razón, lo sucedido en un día no se entregaría en el mismo.
[La próxima noticia es sobre el alboroto ocasionado por la mañana en Van…]
Después de eso, Chris continuó informando sobre los eventos e incidentes que habían ocurrido en todo el Reino. Más tarde siguió con información útil para la vida diaria, como por ejemplo, la receta cocinar albóndigas de lirios. Hubiera sido útil incluir el pronóstico del tiempo en dicho programa, pero la implementación era más difícil. Este mundo tenía conocimiento del tiempo a través de personas que podían predecir el clima leyendo los movimientos de las nubes gracias a tener largos años de experiencia, pero como no había un método de comunicación rápida ―como mencioné anteriormente―, esa información no se podía transmitir en tiempo real. No obstante había cosas que concernían vidas, como los tifones. Me pregunto si podría hacer algo al respecto…
Mientras pensaba…
«Nunca pensé que la Transmisión Real se pudiera usar de esta manera…»
De repente escuché una voz. Mirando hacia delante vi a una joven con ropa típica de un aventurero de pie que nos daba la espalda. Su largo y recto cabello dorado con cola de caballo se balanceaba sobre su espalda. Por unos momentos llegué a pensar que se trataba de Liscia, pero su cola de caballo estaba bien atada, y para empezar, Liscia tenía el pelo corto. La chica giró su rostro noventa grados hacia un lado y volvió su mirada hacia nosotros.
«Tanto que me gustaría introducir este sistema en nuestro país sea como sea. Lo propondré cuando regrese a casa. Aún así, me pregunto cómo habéis llegado a pensar esta idea tan avanzada.»― preguntó la chica de bello perfil.
¿Qué está pasando?― pensé, pero luego Juna inmediatamente se levantó y se interpuso entre la joven y yo.
«Juna?»
«Por favor, tenga cuidado.»
Dijo Juna mientras se levantaba para cubrirme. Su sorpresa era clara por el tono de su voz.
«… ¿es peligrosa?»
«Es bastante hábil. Es molesto que Aisha no esté aquí. Me pregunto si en un duelo puedo llegar a empatar…»
«Así de mal…»
La niña de cola de caballo vio a la vigilante Juna y se rió entre dientes.
«No hay necesidad de preocuparse, vengo en son de paz, señorita lorelei, Juna.»
«¡Cómo ha podido…!»
«Por favor, porque sabía quién eres que me he puesto en contacto contigo. También tenemos espías, ¿sabes?»
Lo que significaba que también sabía quién era yo. Había venido a contactar conmigo sabiendo que vendría aquí de incógnito. Era mi culpa por haber retrasado la creación del departamento de inteligencia debido al miedo de falta de personal, aunque ha dicho que venía en son de paz, por lo que no nos haría daño a nosotros, así que…
«¿Eres del Imperio?»
«Ciertamente. Es un placer conocerte por primera vez, lord Souma.»
La joven colocó su puño sobre su pecho al decir eso e inclinó la cabeza.
«Mi nombre es Jeanne Euforia, hermana menor de la Gran Emperatriz del Caos Maria Euforia, y estoy a cargo de todos los asuntos militares.»
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[ratings]
[2][ps2id id=’2b’ target=»/] El Ameya-Yokochō (en japonés: アメヤ横丁) es un mercado al aire libre en el Barrio de Taitō de Tokio, Japón, que se encuentra entre las estaciones de Ueno y Okachimachi. El mercado es de aproximadamente 164.227 metros cuadrados de superficie, empieza justo detrás del edificio de la cámara Yodobashi y siguiendo la línea Yamanote hacia el sur hasta el edificio Komuro.
[3][ps2id id=’3b’ target=»/] Ídolos masculinos.
[4][ps2id id=’4b’ target=»/] Publicidad falsa de productos inferiores. Como esa carne de rata bakso que causó tanta indignación hace un tiempo.
[5][ps2id id=’5b’ target=»/] Lo típico donde pasas una hoja de papel doblada con un mensaje a la persona que está al lado tuyo diciéndole que se la pase a otra persona.
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