Pausa de las negociaciones
«¿Quizás, la razón por la que incitaste a Julio-dono ha sido por este motivo…?»
En cuanto preguntó Jeanne, sonreí irónicamente y sacudí la cabeza.
«Esa es en realidad mi honesta opinión. Gracias a ese dúo padre e hijo, la Reconstrucción del Reino se había retrasado y me había quedado atrapado con una carga de trabajo encima de mis espaldas no deseada. Solo quería expresar mis quejas.»
«¿Es esa la verdad?»
Preguntó Jeanne sin mostrar ningún cuidado por ello.
«Podría decir lo mismo de ti, ¿por qué te mantuviste en silencio a pesar de que tu país aliado recibía un «ataque verbal”?»
«……Porque no sé si los «ojos» de los ciudadanos están por alguna parte de este lugar.»
Ah, ya veo. Jeanne tomó precauciones contra una posible filtración de las negociaciones con el Orbe Real para incitar a las masas, al igual que lo que había hecho durante la campaña de la ciudad del Castillo del Dragón Carmesí. Es por eso que no había hecho ningún juramento superfluo y solo había pronunciado palabras cuidadosamente seleccionadas. ¿Hmm? Pero cuando la había conocido en el mercado de Van, ¿no admiraba la forma en que usaba la Real Emisión?
«Solo al ver la transmisión en aquel mercado ¿ya te has dado cuenta?»
«Dado que fue realmente impactante. Incluso traté de pensar en los límites de los posibles usos del mismo. Bueno, sus usos seguramente no serían triviales, por lo que cuando Julio-dono siguió hablando, me sentí incómoda.
Afirmó esas palabras con una sonrisa irónica. Como era de esperar, era una oponente a la que no podía subestimar.
«Aunque estés preocupada, desde el principio no ha habido orbes de transmisión por aquí. Es diferente si solo hubiera sido Julio. No podía mostrar su antiestética escena a Jeanne-dono, ya que me preocuparía de que eso trajera desgracia al Imperio.»
La culpa de la nación miembro era la culpa de la nación líder, después de todo. Y aunque el Imperio sea un oponente en las negociaciones, no son un enemigo de guerra. Más bien, no son un país con el que quieras ir en contra sin importar lo que pase. Por lo que no podía hacer algo como filtrar la negociación a las masas para dejarlos mal. La militar asintió con la cabeza con un “ya veo” de admiración.
«Estoy muy agradecida por su consideración. Permítame presentarme de nuevo correctamente, Rey Souma. Soy la General del ejército del Imperio del Gran Caos, Jeanne Euforia y visito este lugar como representante de mi hermana mayor, Maria Euforia.»
«Te doy una calurosa bienvenida, Jeanne-dono. Soy el rey en funciones del Reino de Elfrieden, Souma Kazuya.»
Como para reiniciar todo desde el principio, Jeanne y yo nos presentamos nuevamente. Y Jeanne, que solo había pronunciado unas palabras hasta ahora, cambió por completo el hablar por un tono más claro. Le sonrió a Liscia que estaba a mi lado.
«También un saludo a la Princesa Liscia, que me alegra ver que está bien.»
«Jeanne-dono también goza de buena salud.»
Dijo esto Liscia mientras sonreía.
«¿Huh? ¿Os conocéis las dos?»
«No. Solo nos habíamos visto una vez cuando éramos pequeñas. Quizás fuera antes incluso de que apareciera el ejército del Señor Demonio, ¿verdad?»
«Quizás. Ciertamente, fue durante el momento en que usted fue por la fuerza a las negociaciones entre el anterior rey Alberto y el Ministro de Asuntos Exteriores, ¿no? Como teníamos la misma edad, jugamos la una con la otra.
Ya veo, fue debido a que tenían conexiones con la realeza.
«La princesa Liscia se ha vuelto aún más fuerte que en los viejos tiempos. Puedo decirlo simplemente mirándola.»
«Y también Jeanne-dono. Incluso en aquellos entonces; no pude hacerte ni un solo golpe.»
No, espera un minuto aquí! ¿Por qué el hecho de hablar sobre jugar juntos se había convertido en una historia sobre cómo dar un golpe? ¿Eh? Tal vez, jugar significaba intercambiar espadas? ¿A pesar de que ambas eran princesas?
«Quizás sois bastante masculinas, vosotras dos.»
«….. En aquel momento, incluso el amable Marcus se enojó.»
«Nuestro ministro de Relaciones Exteriores lloraba. Hahaha.»
No, no, no, no es algo de lo que haya que reírse, ¿verdad…? No os sintáis nostálgicas por haber molestado a Marcus y al Ministro de Asuntos Exteriores del Imperio quien desconozco todavía.
«Bueno, dejemos las reminiscencias de lado. Jeanne detuvo la conversación.»
«Querría empezar a hablar sobre el asunto concerniente en serio, pero…»
«……Entiendo. Por ahora, cambiemos el lugar para hablar.»
En esta oportunidad, quería hablarle honestamente y sin pretensiones al Imperio. Por esa razón, sería mejor si el lugar de negociación fuera un lugar donde ambas partes se sintieran cómodas. Además, también quería lápiz y papel.
«Pero antes de eso… Liscia, por favor llama a Serina-san.»
«De acuerdo.»
Asintió e inmediatamente desapareció, y después de un corto tiempo, regresó con una mujer vestida de mucama. Aquella mujer era la sirvienta de Liscia, Serina. Un poco mayor que yo, inteligente de belleza y que se vería bien con gafas. Levantó un poco la punta de la falda de su delantal y se inclinó ante nosotros y Jeanne.
«He venido tal como lo ordenó, su majestad.»
«Serina-san. En la habitación de invitados, se encuentra el Príncipe de Amidonia… Julio-dono. Dado que tal vez mi conversación con Jeanne-dono tomará mucho tiempo, por favor, acógelo y entreténgalo como si de un compañero de bebidas se tratase.»
Serina respetuosamente se inclinó ante la ordenanza.
«Obedeceré humilmente. Por lo tanto, Su Majestad, solicito permiso para abrir el Licor Akkou en el sótano de este castillo.»
Cuando dijo aquello, sentí que los ojos de Serina brillaron extrañamente por un momento. No se veía así, pero tal vez en realidad era bastante bebedora. Dado que era para entretener al invitado, entonces estaría bien beber lo que ella quisiera, ¿no?
«Te confío a ti, Serina, la discreción ante todo momento. Si es para entretener al invitado, entonces, permitiré que tomes alcohol.»
«Humildemente obedeceré. Por favor, deje el privilegio de «servir bebidas» [ps2id id=’1a’ target=»/][1] para Julio-dono para mí.»
Cuando respondió, hizo una sonrisa como de hielo y luego se inclinó antes de salir por la puerta. Aunque me molestaba esa sonrisa, bueno, ya que había dicho entretendría a Julio, podría estar bien. Y mientras pensaba en esto, miré a la gente que me rodeaba y vi que Liscia y Hakuya tenían la cara encogida.
«¿Hay… algo mal?»
«Souma… El licor Akkou es uno famoso por ser “fuerte».»
«Y aunque el gusto sea bueno al catarlo, si alguien que no está acostumbrado a este lo bebe, dicha persona irá rápidamente al mundo de los sueños. En realidad, para beberlo de manera normal, solo debes dejar caer dos o tres gotas en zumo o té.»
Respondió Liscia y luego Hakuya complementó la explicación mientras hacía una mueca como si le doliera la cabeza.
«¿Eh? Entonces, si ella está «sirviendo bebidas» usando tal licor, entonces…»
«La ronda de bebidas llegará a su fin en poco menos de 10 minutos.»
«¡Te refieres a que en dicho caso no habrá valor en el entretenimiento!»
Bueno, ya que se pudiera decir que Julio es alguien del país enemigo, en realidad no importa, pero….. Serina-san, en contraste con su actitud calmada, era bastante intrigante. Y mientras pensaba en eso, Liscia habló mientras se colocaba los dedos en las sienes.
«Souma, hay tres personas con las que no puedo competir. Son: madre, la duquesa Carmine, y luego Serina.»
«Es tu sirvienta ¿verdad? ¿Por qué está ella en el mismo nivel que la ex reina y un general del ejército?»
«Debido a que Serina es una doncella tan perfecta que no solo tiene una cara y figura atractivas, sino que también es excelente en su desempeño laboral, está muy bien educada y es considerada con los demás. Además, para una hija única como yo, es alguien a la que consideraría una figura como mi hermana mayor. Sin embargo…. Solo hay un defecto con ella.»
«¿Defecto?»
«Sí… ¿cómo decirlo, ¿tendencia al sadismo…? Más precisamente, a comportarse como un niño que está jugando con algo que le interesa….»
«¿Quieres decir…. que es una «super-S»?» [ps2id id=’2a’ target=»/][2]
Cuando pregunté esto, tenía los ojos de alguien quien estaba viendo algo muy lejano.
«Cuando todavía era una niña traviesa, Marcus era quien me regañaba, pero quien repartía el castigo era Serina. Por supuesto, dado que Serina era solo una doncella, no me haría algo como castigarme corporalmente, pero a cambio, te azotaría con ataques psicológicos. Al menos…. Si al menos…. No, esas cosas también… Ah, caramba, ¿por qué siempre podía encontrar mis puntos malos constantemente?»
«¿Cuánto sabe ella tus debilidades……?»
Mientras calmaba a Liscia, que estaba agachando la cabeza avergonzada, solté un suspiro. Serina, no… Súper S-san, qué mujer tan aterradora eres…
Podía ver en los bordes de mi vista trataba de sofocar la risa.
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