Lidera con el ejemplo.
Si no te gusta una comida, no esperes que tu niño disfrute comerla. Por esta razón, es aconsejable, si quieres ampliar los gustos de tu hijo, que seas tú también abierto y consumas una variedad amplia de alimentos.
Házlo interesante. Los niños disfrutan de la variedad y de descubrir cosas nuevas. Esto también se aplica al gusto y a las comidas.
Introducir un nuevo alimento al niño.
Un error muy importante que cometen las personas que tienen a su cargo la alimentación de pequeños es muchas veces preparar con antelación una cena o almuerzo completo, que incluye un alimento que es nuevo para el niño.
Al llegar la hora de la comida, el niño, además de enfrentarse a un alimento, un gusto y un conjunto de sensaciones nuevas y extrañas, se ve frente al compromiso de tener que comer un alimento que su madre o padre le han preparado especialmente para el.
Esta situación tiende a generar un rechazo por el alimento en el niño.
Para evitarlo, una idea mucho mejor es cocinar para tí misma el alimento que quieres que el niño pruebe y durante la cena, disfruta de este platillo como si fuera especialmente delicioso, y ofrécele la posibilidad de probarlo, sin presiones.
A este punto de hecho, es probable que la curiosidad le haya llevado a interesarse por probar este nuevo alimento, y si no te ha interrumpido antes para pedirte probarlo, estará encantado de hacerlo cuando le preguntes.
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