Negociaciones – F
«¿Dichas reglas… no evitaron la guerra?»
Preguntó Jeanne, inquieta. Lo negué con la cabeza.
«Oh, no, las reglas definitivamente funcionaron. Al menos durante el tiempo en que los dos dioses se antagonizaron entre sí. Se evitó el peor de los escenarios de guerra total debido a este choque de ideas. El dios del este acabó desintegrándose al final, perdiendo el poder de luchar, por lo que el dios del oeste se sintió seguro y paró de vigilar.»
«Así que final feliz. ¿Qué problema hay?»
«Bueno… Si terminara así, todos hubieran vivido felices para siempre.»
«¿Todavía hay más?»
«Esto es todo lo que puedo decir por ahora. Lo siento, pero no puedo mostrarte mis cartas por el momento.»
Acabé la conversación con un tono fuerte, por lo que a Jeanne pareció darle todavía más curiosidad, pero desistió cuando vio mis ojos. En cuanto relajé mis hombros, le dije…
«No hace falta que te preocupes, lo descubrirás a tiempo. No le pasará nada al Imperio.»
«Esto es desconcertante…»
«Me gustaría que confiaras en mí. En lo que respecta a nuestro país, queremos ir de la mano al mismo nivel que el vuestro. Mientras que la emperatriz María defienda que «la humanidad debe unirse y luchar contra el ejército del Rey Demonio», el Reino no será tu enemigo.»
Me miró dubitativamente.
«¿No habéis firmado la Declaración de la Humanidad y todavía queréis que os creamos?»
«La Declaración de la Humanidad no es el único tratado que tiene que existir, ¿verdad? No podemos formar parte de la Declaración, pero creo que nuestro país podría acordar una alianza bilateral con el Imperio. Una secreta.»
«¿Alianza secreta…?»
Asentí claramente.
«Pronto acabaremos de resolver nuestros problemas internos y luego habrá reformas en el ejército. Planeamos reconstruirlo de tal manera que este se mueva bajo una sola decisión. Además, hemos acabado con Amidonia gracias a este incidente, por lo que ya no es necesario reservar algunos de nuestros soldados en el frente occidental. El Ejército de Elfrieden desde ahora podrá moverse libremente… Aquí está. Hace poco el Imperio recibió llamadas de la Confederación de las Naciones del Este a fin de propiciar refuerzos, ¿verdad?»
«…Sí. La mayoría de los países de la Confederación son pequeños, no obstante, un elevado porcentaje de dichos países son signatarios de la Declaración de la Humanidad, por lo que como país líder, por supuesto, enviaremos tropas en su ayuda.»
«Eso es. Me pregunto si nos podrías dejar esa tarea a nosotros.»
Lo que propongo es esto: en el centro de este continente se encuentra la Cordillera de los Dragones Estrella, donde los dragones sabios viven en sus defensas naturales. Por lo que si los demonios quisieran ir al sur, tendrían que invadir el oeste o el este. En el lado occidental se encuentra el Imperio, y en el este, el Reino manejaría los ataques. En términos concretos, si la Confederación de Naciones del Este pidiera apoyo militar, el Reino enviaría fuerzas de socorro. Sin embargo, habría procedimientos para eso.
«En dicho momento, cuando el Imperio, en calidad de líder de la Declaración de la Humanidad, recibiera la llamada de socorro, este se comunicaría con el Reino, por lo que responderíamos al llamado enviando tropas. Así es como lo haremos en la superficie.»
«Parece de alguna manera, lento… ¿Para qué?»
«En lo que respecta al poder militar, no podemos todavía llamarnos potencia, pero en lo que respecta al territorio, ocupamos el segundo lugar si excluimos el Territorio del Rey Demonio. Si se corriera la voz de que el país más grande y el segundo más grande se han unido en una alianza, el resto de países se pondrían en alerta. En particular, Amidonia, la Nación Mercenaria Zem y la República de Torgis, que estarían intercalados entre nosotros. Es por eso que no queremos que se sepa que el Reino y el Imperio están aliados en caso de que se hiciera.»
«Ya veo. Es por eso que querías una de secreta.
Jeanne hizo una cara pensativa, probablemente pensando qué ventajas y desventajas había para el Reino. Sin embargo, el Imperio no tenía nada que perder al hacerlo. Podían ahorrar las tropas que hubieran enviado al este y fortalecer la defensa en el lado occidental donde su país toca el Territorio del Rey Demonio. Si hay algo de lo que pudieran estar preocupados, sería de nuestras intenciones… Aun así, Jeanne finalmente asintió con la cabeza.
«No creo que haya desventaja alguna para nosotros si aceptáramos eso. Sin embargo, ¿hay realmente algún beneficio para vosotros?»
«Si fuera presionado a hablar, diría entonces que es para tener la confianza del Imperio. Eso, y que, al participar en la guerra, no nos pediríais dinero de apoyo después.»
«Por supuesto. Eso solo se requiere a los países que no participan en la guerra… ¿pero estás seguro? No creo que pueda llamarse un beneficio…»
«En fin, no vale la pena ser mercenario cuando la existencia de la humanidad está en juego. Otros países no nos mirarían amablemente si actuáramos indiferentes a pesar de que fuéramos estables.»
«Ya veo…»
Jeanne se cruzó de brazos, pensante.
«Mmm… En este caso, hay un problema, que es que difícilmente podríamos acudir en vuestra ayuda. El Imperio y el Reino están en cualquier extremo del continente, por lo que nos llevaría tiempo transmitir nuestras intenciones. Estaría bien poder quitarnos de encima alguno de los llamados de socorro, pero el tiempo que tomaría contactar sería bastante.»
«Sobre eso, he pensado en algo… Hakuya, trae eso.»
«Ahora mismo.»
Hakuya se levantó y salió de la habitación. Regresó con una caja. Luego se la presentó a Jeanne. Esta última la recibió con una cara perpleja.
«¿Me pregunto qué es esto?»
«Siéntete libre de abrirlo. Me gustaría que lady Maria lo tuviera.»
«¿…? Esto es… ¿un dispositivo receptor? ¡Ah!»
Jeanne parecía haberse dado cuenta. Dentro de la caja, había un receptor de orbe simple que había utilizado al darle a Georg y a los otros el Consejo Final.
«Este receptor ha sido sintonizado en uno de los orbes de nuestro país. Me gustaría que me enviaras uno vuestros del Imperio cuando vuelvas al Imperio. Adaptado por supuesto a uno de los orbes del Imperio también. De esta manera podríamos contactarnos en cualquier momento.»
«Madre mía…»
En otras palabras, usando orbes de ambos países y receptores simples, crearíamos una línea directa entre el Imperio y el Reino. Porque, a diferencia de los orbes, puedes llevar los receptores a pie sin problemas. Cuando un país contactara con el otro a través del receptor, el otro simplemente podría ir a donde está el orbe y abrir una sesión de conferencia. No podíamos enviar ningún documento de esta manera ya que solo estaríamos recibiendo transmisiones, pero sería posible cuando se combinara con la diplomacia de transporte a nivel burocrático. Jeanne quedó impresionada con la propuesta.
«Por lo que incluso hermana mayor, quien no puede fácilmente abandonar el Imperio, lo podría hacer de manera sencilla… Lo que me lleva a decir, el poder de imaginación del Rey Souma me da escalofríos.»
«Exageras. Esto es algo común en el mundo del que vengo.»
«Pensar que algo como esto es común… Um, Souma, quiero decir, su alteza. Me gustaría decir algo un tanto precipitado…»
«¿Hm? Vayamos a oírlo.»
«Muchas gracias. También… Princesa Liscia.»
«¡¿Eh, qué?!»
A Liscia le sorprendió que la llamaran de repente, aunque Jeanne continuó como si no le importara nada.
«¿No devolverías el trono a lord Alberto? El Imperio estaría dispuesto a apoyarlo de todo corazón.»
Recomendación para abdicar. Un momento, ¿qué le está diciendo enfrente al rey de un país? Liscia se sorprendió por un momento, pero después de haber procesado la declaración, su rostro se puso rojo.
«¿Qué dices? ¡Eso ciertamente no sucederá!»
«¿Por qué no? Estamos hablando del Reino que en primer lugar pertenecía a lord Alberto. ¡Así, cuando lord Souma sea libre, ven con nosotros! ¡Si lo hicieras, podrías ser el primer ministro o cualquier rango que quisieras! ¡Incluso me quitaría de encima a mi Hermana Mayor, así que, ¡por favor, sé nuestro Emperador!»
«¿¡Estás loca!? ¡¿Entiendes lo que dices?!»
«Por supuesto que sí. Las ideas de lord Souma conducirán a una nueva era. Me gustaría ver qué clase de Imperio lord Souma podría hacer con hermana mayor… Si lo hubiéramos sabido, no hubiéramos aceptado el dinero de la ayuda de guerra, habríamos hecho que Lord Souma viniera a toda costa. ¿Estarías dispuesto a venir, aunque fuera ahora?»
Pero antes de que pudiera decir nada, Liscia golpeó fuertemente la mesa.
«¡POR SUPUESTO NO LO ESTARÍA! Souma es mi… ¡la persona más indispensable de nuestro país!»
Hizo una mirada amenazante, mostrando sus colmillos. Sinceramente estaba feliz de que hubiera pensado tan bien de mí, pero estábamos en una negociación. Palpé la cabeza de Liscia.
«Cálmate Liscia. No me voy a ir a ningún lado, ¿vale?»
«… Lo siento. He perdido la calma.»
«Lo mismo digo, Aisha. ¡Firme! Manos fuera del mango de la espada.»
«Ah… ¿¡no me estás tratando muy bruscamente!?»
Ignorando las protestas de Aisha, miré a Jeanne.
«Lo siento, pero no puedo aceptar eso.»
«Fuh… de acuerdo. Sin embargo, es cierto que nos arrepentimos.»
Jeanne inclinó la cabeza, que dijo: «gracias por escuchar mis groseros comentarios.»
«…Volviendo al tema de la alianza. Un tema tan importante como este no puede ser decidido por mí misma. Dado que has sugerido, magníficamente, hacer una conferencia de alto nivel utilizando las emisiones reales, creo que lo más apropiado sería si personalmente hablaras de esto con hermana mayor. En coherencia con este asunto, me gustaría regresar al Imperio con algunos de vuestros diplomáticos, y dejar algunos de los nuestros para llevároslos al Reino.»
«Evidentemente, necesitamos intercambiar documentos firmados. Mmm… qué tal esto. Designar a uno de la delegación diplomática como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario y establecer una Embajada en las capitales de ambos países. Sería ineficiente viajar de ida y vuelta cada vez que necesitáramos tomar una decisión.»
«¡Eso sería magnífico! Lo pondremos en consideración de inmediato. En serio… la sabiduría del Rey Souma es una primavera que brota eternamente.»
«Como he dicho, no es cosa mía.»
Después, ella y yo llegamos a un entendimientos mutuos y discutimos sobre muchas cosas. Por ejemplo, sobre cómo lady Maria quería acabar con la esclavitud. Había querido abolir este caldo de cultivo de la trata de personas, y ahora con la amenazante amenaza del Territorio del Rey Demonio, pudo hacerlo bajo el nombre de “Solidaridad Humana”. Ya que había anticipado que esto sería difícil de lograr en tiempos de paz y que debería hacerlo ahora, parecía que no era solo una ‘niña de las flores’.
En cuanto a mí, también estaba de acuerdo en que debíamos acabar con la esclavitud, pero había pensado que era demasiado pronto para eso, por lo que decidí «esperar». Cambios repentinos, a pesar de que (creo) que eran buenos, conducirían al caos. Habiendo sabido cuánto caos la Primavera Árabe (no quiero censurar el movimiento en sí mismo, por supuesto) había engendrado en los países vecinos, tenía cuidado con estas cosas.
Por eso, con respecto a la esclavitud, le mencioné al Imperio que debía hacerse paso a paso, y si era posible, que coincidiera con los movimientos que el Reino estaba impulsando.
Ese tipo de cosas importantes surgieron una después de la otra, por lo que los burócratas de ambos lados corrían en locas carreras. Siguieron hasta altas horas de la noche, incluso después de que la conferencia hubiera acabado. Estoy seguro de que dichos burócratas se quedarían despiertos toda la noche. Echándoles una mirada de soslayo, me llevé a Liscia y a Jeanne al balcón de la oficina.
◇ ◇ ◇
Era finales de otoño y también altas horas de la noche por lo que el aire era frío. Le había pedido a Selina que preparara leche caliente en tazas de madera del tamaño de una taza, no necesariamente para celebrar el final exitoso de las negociaciones, sino para hacer un brindis entre nosotros tres.
«En honor a la prosperidad del Imperio.» dijo Liscia, levantando su copa.
«Y el crecimiento del Reino.» añadío Jeanne, levantando su copa.
«Por la amistad entre nuestros dos países.» dije, levantando mi copa.
«¡Salud!»
Levantamos nuestras tazas de madera. Como tenían leche caliente, solo le dimos un sorbo (nos quemaríamos si los tragábamos…) pero, ah, esto estaba delicioso. Había estado disfrutando del gran sabor de la leche de vaca desde que había llegado a este mundo. Porque lejos de ser pasteurizada, ni siquiera estaban esterilizada por lo que el sabor de la leche era verdaderamente auténtico. Aunque había un problema con el riesgo de enfermedad… ¡No podía tener suficiente de esto!
«Esta vez obtuvimos un gran beneficio de las negociaciones, ¿no es así?» dijo Jeanne mientras saboreaba la leche caliente.
«Las conversaciones han sido realmente interesantes. Ya casi ha amanecido.»
«Ahora que lo recuerdo… incluso hablamos sobre cosas que no se necesitaba mencionar hoy.»
Como ya habíamos creado una línea directa de Emisión Real, podíamos haberlo discutido varios días en adelante. Por eso, sentí que habíamos hecho algo malo a los burócratas.
«Nos pusimos de un humor un pelín extraño dado que había entrado bien la noche…»
«No se puede evitar. Estamos muy contentos de haber ganado un amigo confiable» dijo Jeanne, riendo.
Amigo, ¿no? Bueno, ya que teníamos una alianza secreta, podíamos llamar al Imperio nuestros amigos. En cuanto a cómo esta alianza fuera a influir al mundo más tarde… Todavía no podía decirlo claramente, pero era tranquilizador tener otro país con los mismos valores que nosotros. El Imperio seguramente sentía lo mismo. Entonces, el rostro de Jeanne se puso serio de repente.
«Hay algo que nos gustaría comentarle a nuestro amigo de oriente.»
«¿Qué es? Oh, amigo de occidente.»
«Acerca de la entidad llamada ‘Rey Demonio’ del Territorio del Rey Demonio.»
El Rey Demonio. En términos RPG, “entidad que domina las bestias demoníacas y las razas demoníacas”. Aunque no era seguro, parecía que existía tal entidad, o al menos eso es lo que había mencionado Alberto, el rey anterior.
«¿No será, por casualidad, que lady Jeanne lo haya visto?»
«No, de hecho, nadie lo ha visto. Si bien la fuerza punitiva penetró en la parte más profunda del territorio del Rey Demonio, esa fuerza llegó a la aniquilación casi completa.»
«¿Hm? ¿Entonces descubristeis algo?
«Hay algunas entre las razas demoníacas que parecen tener capacidad para el lenguaje. No entendemos el idioma, pero hay una palabra que parece que se habla con frecuencia. Los investigadores de nuestro país creen que la palabra es el nombre del Rey Demonio.»
Jeanne se detuvo allí, luego pronunció la palabra como si pronunciara un veredicto.
«La palabra es… Diable Roi.» [1][ps2id id=’1a’ target=»/]
«Diable Roi… ¿El Rey Demonio Diable Roi?
«Sí. Eso es lo que dicen al mencionar cuál es el nombre del rey demonio.»
Jeanne asintió solemnemente. El Rey Demonio Diable Roi… ¿hm?
«Rey Demonio… Diable Roi… Rey Demonio… Diable Roi... Rey Demonio…»
¿Huh? ¿Que? Creo recordar haber escuchado esta frase antes. ¿Se trata de un déjà vu…? No, no lo es. Lo he escuchado antes ¿Dónde? ¿Dónde? No aquí, sino… ¿dónde? No en este mundo entonces, ¿en mi mundo? No, espera. ¿Por qué la Tierra? No hay Rey Demonio en la Tierra. ¿Por qué? No debería saber ningún Diable Roi. Y sin embargo, ¿por qué está atrapado en mi mente?
«¿¡Qué pasa, Souma!?»
Cuando volví en mí, me estaba apoyando en Liscia. Parecía que estaba sosteniendo la cabeza, poco firme. Al ver a Liscia y a Jeanne preocupadas, sonreí añadiendo que estaba bien.
«Simplemente me he sentido cansado de repente.»
«Um, es tarde después de todo. Digamos que esto ha sido todo por hoy.»
Ya que Jeanne se había ofrecido, decidimos anunciar oficialmente lo que se había dado esta noche al mediodía en la sala de audiencias con Julio presente, y retirarnos por el momento. Le había pedido a Serina que acompañara a Jeanne a su habitación mientras que Liscia se dirigía, mientras yo le acompañaba, a la suya. Quería irme a la cama de inmediato, pero como mi cama estaba en la oficina, no podría dormir con los burócratas trabajando. Por eso había pensado pedirle prestado un rincón de la habitación de Liscia.
«Souma… ¿de verdad estás bien?»
Cuando llegamos a la habitación, Liscia me preguntó preocupada.
«Estoy bien… Sólo un poco cansado.»
«¡Mentiroso! ¡Souma, quien se podría quedar despierto tres noches, normalmente no se cansaría tan solo después de una sola noche!»
«Oye, ser descubierto por eso es un poco…»
«Haah… ven.»
Ella se sentó en la cama y me instó a sentarme a su lado. Era una situación de corazón palpitar, el sentarse junto a una linda chica, pero al ser sometido a la presión del aire sensato de Liscia, permanecí en silencio. Cuando lo hice, Liscia sostuvo mi cabeza en sus brazos y la apoyó sobre su regazo. Me estaba devolviendo su regazo desde la cita en Parnam. La voz suave de Liscia me atrapó desde arriba.
«Está bien si no quieres decirme el motivo, pero al menos confía en mí cuando estés cansado.»
Liscia acarició mi frente.
«… Lo siento. Y gracias.»
«Fufu, de nada.»
Cerré los ojos y me relajé. La sensación de inquietud que había sentido cuando escuché el nombre de Diable Roi tan familiar, todavía no había desaparecido, pero mi corazón se sentía cómodo solo con que me acariciaran la cabeza. Pude dormirme sin preocupaciones gracias a Liscia.
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