Genjitsushugisha no Oukokukaizouki español vol 3 episodio 8

En la ciudad – C

(«¿Qué hay de nuestros guardias?»)

(«El enemigo también tiene guardias, por lo que no pueden moverse.»)

(«Claro, sería raro que hubiera venido sola… Dejo en tus manos a Tomoe.»)

Tomoe todavía estaba somnolienta por haberse despertado tan de repente, así que la dejé con Juna y me encaré Jeanne Euforia. Había visto informes sobre ella. Supuestamente, la Santa Doncella del Caos y Emperatriz, María Euforia, tenía una hermana menor que gobernaba el ejército y, dado que María no estaba casada, era la primera en la línea de sucesión Imperial, por lo que debía ser ella.

«¿Y qué asuntos a tratar podría tener la segunda del Imperio con nuestro país?»

Subí mi voz de manera deliberada. No éramos signatarios de la Declaración de la Humanidad, así que por eso, no había la necesidad de reconocer a María como líder. Lo que significaba que la emperatriz y yo éramos iguales en términos de estatus social. Esta chica era la hermana menor de María, pero a la práctica, su posición era la de subordinada, así que mi posición era más alta. En realidad, no quería darme aires de superioridad hacia mis subordinados, pero tenía que dejar las cosas claras cuando me enfrentaba a alguien de un país extranjero. Jeanne también respondió como si mi actitud fuera natural.

«No, solo me escabullí para ver cómo su majestad Souma gobernaba, pero al informar nuestro hombre que su alteza vendría de incógnito a ciudad, pensé que debía mostrarle mis salutaciones.»

En otras palabras, no tenía pensado encontrarse conmigo; simplemente se había puesto en contacto conmigo porque mi día libre coincidía con el reconocimiento que estaba haciendo.

«¿No eres bastante atrevida, al haberte infiltrado en Van mientras está bajo ocupación.»

«De todos modos, había cosas que no podía creer hasta que las hubiera visto por mi misma. Rumores sobre su alteza Soma habían llegado al Imperio, pero había muchos que eran de dudosa procedencia. Quería cerciorarme de ellos con mis propios ojos.»

¿Rumores? Me pregunto de qué hablarán sobre mí, allí.

«Bueno, hay algunos tales como “benevolente gobernante que restaura la economía real al borde de la bancarrota”, o “solucionando la crisis alimentaria introduciendo alimentos nunca antes comidos”, o “acabando con hordas enemigas con fuerza absoluta en batalla”, y similares»

«… Bueno, la mayor parte son exageraciones.»

Ni siquiera uno de esos “rumores” eran logros personales míos. El trabajo de restaurar la economía la hice con los burócratas, y la recolección de alimentos había sido obra de Poncho. En cuanto a la guerra, solamente había movido el ejército, mientras que la lucha directa la había dejado completamente en manos de otras personas. Así que a decir verdad, simplemente me había limitado a «dejar las cosas a aquellas personas que podían hacerlo”.

«Ah, y también hay un rumor que dice que eres [un hombre lascivo inigualable]»

«¡Guau, espera!»

¿A quién llamas hombre lascivo?

«¡¿Cómo ha llegado a formarse ese rumor?!»

«Bueno, dicen que a pesar de estar comprometida con la bella hija del Rey anterior, reuniste bellezas de todo el país para hacerlas tus concubinas. La tal señorita Juna, ¿no era ella la concubina que elegiste?»

«¡Eso es un malentendido!»

Probablemente se estaba refiriendo al Gran Premio Bishoujo de Elfrieden que hice cuando convoqué a los talentos del Reino. Solo que cuando dije que no importaba qué talento poseían, los campos de guerra, belleza y entretenimiento público tenían una gran afluencia de solicitantes, así que por ese motivo, los convertí en competiciones al estilo de «torneos». El proyecto Lorelei ni siquiera había sido concebido en aquellos días… Lo que me recordaba: había habido rumores de que «el concurso de belleza era para elegir concubinas para el Rey» y por eso, los nobles mandaban a sus parientes a dicha competencia. Supongo que así es como se vería desde fuera, já.

«C-concubina… Sabía que había rumores sobre eso pero…» dijo Juna con cara roja.

E-en serio? Maldita sea, no puedo tomarme esto a la ligera. Aun cuando he estado trabajando hasta la muerte desde que me entregasen la corona que ni siquiera he tenido tiempo de socializar adecuadamente con Liscia… O más bien, quizás es un poco tarde, pero se está cuchicheando sobre mi relación con Liescia ¿eh?

«Umm… Si esos rumores son falsos, supongo que no puedo usar esa carta…» murmuró Jeanne con una mirada preocupada.

«¿Carta?»

«Nada, solo que si hubieras sido realmente un hombre lascivo… Habría pensado en que retiraras la ocupación si hermana mayor te lo hubiera pedido por favor.» [ps2id id=’1a’ target=»/][1]

«¡¿Qué quieres que haga la Santa Doncella?!»

«Pero, ¿acaso un apelativo como el Santa Doncella no hace que tus sentidos caballerescos se estremezcan?»

«Bueno, eso es… comprensible, supongo»

«Santa Doncella Imperial María», ese nombre suena de tal manera que parece que no estaría fuera de lugar como título de un juego porno. Aunque si fuera ese el caso, intercambiarían la palabra ‘santo’ por ‘sexo’, y si me preguntan, creo que hay muchas más “doncellas” que llevan el nombre de Jeanne que María, pero… ¡oye, olvídate de eso! [ps2id id=’2a’ target=»/][2]

«Apelativo, eh…? ¿Te estremece también el apelativo lorelei?

«¡¿Por qué también te estás uniendo, Juna ?!»

«Ah, no… no era mi intención…»

«Ja, ja, ja, eres un hombre mucho más interesante de lo que esperaba, su alteza»

Ese intercambio fue reído por Jeanne.

«… No quería ser gracioso»

«Tonterías, es bueno para la estabilidad de la nación si el Rey y sus subordinados se llevan bien, ¿verdad? Nosotros no podríamos haber hecho eso, ¿sabes?»

«… ¿El Imperio no es así?»

«Nuestro territorio es ridículamente grande, por lo que la autoridad de la emperatriz también es grandiosa. Hermana mayor es reverenciada como la Santa Doncella, y es casi venerada, por lo que la familia es todo lo que tiene para conversar tranquilamente. Para más inri, trata de hacer seriamente su papel de emperatriz, por lo que trata a todos por igual.»

Jeanne se encogió de hombros y miró hacia la plaza.

«El asunto de esta vez está relacionado con este tema. Tenemos que ayudar a Amidonia que ignoró la Declaración de la Humanidad, a pesar de que no ganamos nada al hacerlo.»

«… En calidad de hermana menor de la idealista de María, eres bastante realista, ¿verdad?»

«Hermana mayor es un soñadora, por lo que la hermana menor tiene que tener los pies aterrizados en el suelo»

Jeanne sonrió mientras decía eso. Estaba convencido de que la forma de pensar de Jeanne era más cercana a la mía comparada con la de María. Una persona sin elevados ideales, una persona que trata con la realidad. Me alegro de que Jeanne no haya sido la Emperatriz. No habría mantenido unido tercamente el territorio, sino que los habría dividido, conservándose aquellos buenos para ella. O al menos sé que yo haría algo así.

«Por cierto», dijo Jeanne señalando la imagen de Chris reflejada en el cielo.

«Es verdaderamente sorprendente cómo usas Orbe Real. Reducir la ansiedad de la gente mediante la recopilación y difusión de información. No te importaría que lo intentáramos en nuestro país, ¿verdad?»

«… Por supuesto que no.»

Era algo simple de hacer si se quisiera hacerlo. Era inútil decir que no.

«Muchas gracias… ¿Cómo se te ha ocurrido una idea tan avanzada?»

«Avanzada, ¿eh? En realidad, es bastante común en el mundo de donde vengo.»

«El mundo del que vienes… huh?»

La sonrisa desapareció de la cara de Jeanne cuando dijo eso. Se enderezó de nuevo e hizo una reverencia. Se inclinó hasta que sus caderas formaron un ángulo recto. Hizo una reverencia tan profunda que pensé que habría hecho una posternación completa si hubiera tenido la costumbre de hacerlo. El repentino acto de respeto me sorprendió.»

«¿Q-qué te pasa?»

«Le hemos hecho algo imperdonable. Permítame disculparme aquí en lugar de mi hermana»

«¿Disculpa?»

Hizo una sonrisa amarga cuando levantó la cara.

«La Convocatoria del Héroe. La razón por la que el Reino de Elfrieden te convocó a este mundo ha sido por culpa de nuestra presión. Mi hermana lamenta sinceramente haberlo desarraigado de su hogar y haberlo llamado a este mundo, aunque no nos haya hecho ningún daño.»

Bajó la cabeza otra vez. Aah… de eso se trata.

«Levanta la cabeza, Jeanne Euforia. Lo hecho hecho está.»

«Pero…»

«Bueno, al principio me enfadé; trabajé muy duro para no ser entregado al Imperio.»

Pero cuando lo pienso con calma, no hay ninguna razón por la que el Imperio convocara a un héroe. Pensé que querían que me uniera a la guerra antidemonio al principio, pero el frente de guerra actual estaba en punto muerto, pero estable. A diferencia del Reino que se encontraba casi en bancarrota, el Imperio no necesitaba un héroe. Para empezar, incluso el Reino no creía siquiera que pudiera convocar al héroe, por lo que el Imperio contaba con él.

Además, dicho héroe era yo. Convocar a un héroe con poder mágico comparable a un arma de destrucción masiva, o capaz de empuñar una espada y una armadura como ninguna otra, es una cosa, pero yo solo tenía poderes que eran ligeramente útiles a la hora de administrar cosas. Ni siquiera el Imperio necesitaría eso. La razón entonces por la cual el Imperio había intencionadamente forzado a convocar a ese héroe sería…

«Era la manera del Imperio de ser considerado, ¿verdad?»

«……»

«En aquellos momentos el Reino estaba al borde de la bancarrota debido a los problemas alimentarios y la depresión económica. No podían enviar dinero para el apoyo de la guerra. Pero dado que la Declaración de la Humanidad incluía la cláusula: «en referencia a los países alejados del Territorio Rey Demonio, estos tienen que apoyar con baluartes a los países cercanos al Territorio» el Imperio tenía que recolectar dichos baluartes de apoyo sí o sí, o los demás países no se mostrarían satisfechos. Por eso permitiste que el Reino diera de esta manera apoyo al entregar al héroe.»

«Pero espera un momento, el Reino no ha firmado la Declaración de la Humanidad, ¿verdad? No hay obligación para nosotros de pagar el dinero de la manutención, ¿verdad?»

Me preguntó Juna, pero lo negué.

«La verdad es que hemos cosechado beneficios de la Declaración establecida por el Imperio. Si hubiéramos dicho que no teníamos ninguna obligación, solo porque no éramos parte signataria, hubiéramos terminado sufriendo la reacción de los países signatarios. Países como Amidonia lo habrían usado como razón para construir un ejército e invadir el Reino. E incluso podrían lograr que el Imperio asumiera el comando.»

Dado que la guerra actual solo se ha librado contra Amidonia, hemos podido sobrepasar la situación. Bueno, todas las naciones tendrían sus dificultades, pero si los amidonianos se hubieran aliado con Zem y Torgis y algunos de los países del este, y si además el ejército imperial se hubiera sumado a sus números, el Reino se hubiera acabado en un abrir y cerrar de ojos.

«El Imperio, que quería que toda la humanidad se mantuviera unida contra los demonios, querría evitarlo a toda costa. Es por eso que incluso habían aceptado dinero de apoyo de países que no eran signatarios. Gracias a eso, permitieron que los países no signatarios pagaran algún tipo de chivo expiatorio de tal manera que los otros que sí que habían firmado la declaración no los tomasen con ellos. Así calmaban a los países signatarios, ¿no? Para el Reino, dicho chivo expiatorio era el héroe.»

«… No tengo más palabras que añadir.»

«Francamente, ibas a pedir un tesoro histórico valioso si la convocación del héroe hubiera fracasado , ¿no?.»

«Así es. Pero para más inri, lograste recaudar el dinero para nosotros. Estamos agradecidos y al mismo tiempo avergonzados de nosotros mismos.»

Jeanne parecía angustiada cuando dijo eso. Suspiré.

«Como acabo de mencionar, lo hecho hecho está. Ahora ya no os tengo rencor alguno. No es que no tuviera vínculos en el otro mundo, pero… aquí hay personas que quiero proteger.»

No había ya nadie en el otro mundo esperando a que volviera a casa, pero sí que había personas en este que lo hacían. Cada vez que volvía al castillo y decía «estoy en casa», Liscia y Aisha venían a saludarme y me decían «bienvenido». Justo como en una familia. Por eso que para alguien que conocía el dolor de la soledad, esto era algo que no quería volver a perder.

«Bueno, he encontrado una familia a proteger aquí. Por lo que no tienes que preocuparte por eso. Si sigues estando preocupada, ¿qué tal si reconocéis a Van como nuestro?»

Después de decir eso, Jeanne negó en silencio con la cabeza.

«… Desafortunadamente, también tengo una familia que debo proteger.»

«Ya veo… no hay más remedio entonces que negociar, ¿verdad?»

«Sí. Por favor se amable conmigo cuando llegue el momento.»

Al terminar, Jeanne se volvió bruscamente y desapareció entre la multitud. Juna añadió que la presencia de los guardias del otro bando había desaparecido. Realmente había venido a saludar. Se había acercado a nosotros y desaparecido tan repentinamente…

«Jeanne Euforia… la realista hermana menor que apoya a la idealista Santa Doncella.»

Si hubiera sido solo el Príncipe Heredero Julio de Amidonia, estaba seguro de que lo hubiera podido llevarlo por la punta de la nariz, pero con Jeanne como respaldo, no creo que pueda encontrar un puntos débiles. Me temo que si utilizara un plan más o menos bueno y ella pudiera verlo a través, podría usarlo en mi contra. Dios mío… se siente como si estuviera peleando, es un enemigo peor que Ecksel en algunos aspectos.

◇ ◇ ◇

De vuelta en el castillo saqué los regalos para Liscia y Aisha. Liscia se fue y se puso el colgante de cuero azul con una parte de plata. Se puso la mano en el broche dorado con forma de fénix y dejó escapar una sonrisa satisfecha.

«Muchas gracias Soma. Lo atesoraré.»

Al verla sonreír con un ligero gesto de timidez, quedé en trance. Sí, me alegro de que le haya gustado. Me alegra habérselo comprado. Pero, por otro lado, Aisha…

«¡AAAAAAH! ¡Su alteza! Estoy muy contenta de que incluso a mí me hayas traído un souvenir. ¡ Me encontraba triste cuando marchaste y me dejaste atrás, pero ahora me siento como si pudiera volar!»

«B-bien por ti… Aisha.»

«Sí, señorita Juna! ¡Voy a refinar mi feminidad con este lápiz labial! Podré entonces siempre permanecer siempre al lado de Su Alteza… jejejejeje.»

«H-haz tu mejor esfuerzo…»

«… e-es lo que dijo ella. Un poco demasiado feliz, si me preguntaras. Emanaba tal aura feliz que incluso Juna —quien se había agregado una horquilla por cierto—, con la que estaba hablando, se tambaleó hacia atrás. Si Aisha no hubiera sido un Elfo Oscuro y hubiera sido un Lobo Místico como Tomoe, su cola estaría moviéndose en estos momentos. Al ver a Aisha, Liscia, que todavía tenía la mano en el colgante, dijo asombrada:

«¿No crees que un collar le sienta mejor?»

«… Sin comentarios.»

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[ps2id id=’1b’ target=»/][1] Onegai shimasu :3

[ps2id id=’2b’ target=»/][2] Santo (聖) y sexo (性) son pronunciados sei.

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